jueves, agosto 04, 2005

Vaqueros, y el llanero solitario?



Encuentro de dos jinetes
Hernando Álvarez
Hernando Alvarez
BBC Mundo, Bogotá

George Bush  y Álvaro Uribe
El presidente colombiano Uribe es uno de los pocos mandatarios que ha sido invitado al rancho del presidente Bush.

George Bush y Álvaro Uribe parecen cortados con la misma tijera. A los dos les gustan los ranchos, el campo y los caballos.

Los dos tienen el mismo discurso de la lucha global contra el terrorismo y los dos quieren sacar adelante un Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia.

Uribe además es el mejor amigo del gobierno de Bush en Sudamérica, una región que bajo el eje Venezuela, Brasil y Argentina se ha ido distanciando en los últimos años de Washington.

Uribe lo sabe y por eso llega este jueves al rancho de Bush en Crawford, Texas, con una agenda cargada de optimismo.

Un optimismo que se incrementó el martes cuando el Departamento de Estado de Estados Unidos le sacó la alfombra roja a Uribe al certificar a Colombia en materia de derechos humanos y de paso descongelar cerca de US$70 millones en asistencia que estaba suspendida por falta de avances en esta materia.

Controversias múltiples

Camión destruido en ataque guerrillero
La guerrilla ha continuado realizando atentados en Colombia.

Pero más allá de la buena química, los dos grandes temas que lleva Uribe y su equipo a la reunión de cuatro horas con Bush no son fáciles.

En primer lugar está despejar el camino del Tratado de Libre Comercio que está estancado en el tema agrícola.

A Colombia le preocupa los altos subsidios agrícolas estadounidenses y el equipo de Uribe ha tratado de llevar la discusión a un espectro más amplio que el económico, argumentando con astucia que proteger el campo colombiano ayuda a fortalecer la lucha contra el narcotráfico, sin duda el tema más importante para Estados Unidos en sus relaciones con Bogotá, ya que es el principal consumidor de cocaína en el mundo.

Sin embargo, Bush enfrenta fuertes presiones de los grandes cultivadores de su país y es difícil, por no decir imposible, que el mandatario estadounidense ceda en el tema de los subsidios.

De todas maneras, el gran objetivo del gobierno colombiano será destrabar las negociaciones en este campo, tal y como lo reconoció hace poco la canciller Carolina Barco.

Defienden ley de Justicia y Paz

El segundo tema también es espinoso.

Uribe deberá explicar con detalle los alcances de la polémica Ley de Justicia y Paz, que otorga el marco jurídico para el proceso de desmovilización de los miembros de las fuerzas paramilitares de Colombia, entre los que se encuentran varios líderes que son solicitados en extradición por el gobierno estadounidense.

Pero no sólo se trata de explicarla, Uribe también pretende que Washington le dé una mano en su financiación.

Según el diario El Tiempo, el gobierno colombiano cree que el proceso costará unos US$160 millones y aspira a que EE.UU. le entregue al menos US$40 millones en asistencia.

Tarea difícil, sobre todo si se tiene en cuenta que la ley ha sido seriamente criticada no sólo por organizaciones de defensa de los derechos humanos, sino también por importantes sectores políticos y hasta por el nuevo embajador colombiano ante Washington, el ex presidente Andrés Pastrana.

Química personal

Entrega de armas de paramilitares
El presidente Uribe busca defender en el exterior el proceso de desmovilización de paramilitares

Parece claro pues que en el papel los objetivos del presidente Uribe son difíciles.

Pero su equipo cree que la química y el entendimiento que hay entre ambos líderes ayudará a despejar el camino.

De hecho en Colombia los optimistas hacen énfasis en el hecho de que Uribe pertenece a esa pequeña lista de once líderes mundiales que han sido invitados al rancho de Bush y que es difícil que Washington le de la espalda a su principal aliado en la región y a quien desde el año 2000 ha entregado a más de US$3.000 millones para la lucha contra el narcotráfico.

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