viernes, febrero 27, 2009

Ingrid Betancourt insoportable!

Tomado de: Aporrea.org
Los tres gringos prisioneros de las Farc, Marc Gonsalves, Keith Stansell y Tom Howes, compañeros de cautiverio y liberados con Ingrid Betancourt, acaban de presentar un libro en la Universidad de Columbia bajo el título Out of Captivity. Surviving 1,967 Days in the Colombian Jungle (Fuera del cautiverio. Sobreviviendo 1967 días en la selva colombiana), editado por Harper Collins, en el que narran sus vidas durante los años que estuvieron retenidos.

Durante la presentación no nombraron ni una sola vez a la superarchiconocida y premiada Ingrid Betancourt, hecho que no pasó desapercibido para los periodistas, que en el turno de preguntas la nombraron y les preguntaron por ella.

A pesar de que no la nombraran en la presentación sí hablaron de ella en el libro. Según los estadounidenses prisioneros durante cinco años, Betancourt “se conducía dentro del campo de prisioneros con una arrogancia descontrolada”

Uno de los coautores, el ex Infante de Marina Keith Stansell, contaba que durante aquellos años de cautiverio Betancourt les hacía aún más complicada la vida, negándose a trabajar en equipo y diciéndoles a los captores de las FARC (por escrito) que los estadounidenses (los autores del libro) que estaban presos en realidad eran agentes de la CIA y que ella se negaba a compartir alojamiento con ellos y pedía que se los llevasen del campamento. Stansell aseguró que si esto era ya malo había cosas peores como que Betancourt se dedicaba a robar los escasos alimentos de los otros secuestrados y rechazaba compartir los escasos bienes comunales que poseían los prisioneros, como por ejemplo un diccionario Español-Inglés.

Otro ex retenido declaró que Betancourt era una persona a la que le gustaba controlar y manipular, pero tal vez el más tajante fue Stansell cuando aseguró que podía pasar de ser la mujer más amable del mundo a ser una arpía en un breve lapso de tiempo.

De los tres autores sólo Gonsalves mantuvo y mantiene comunicación con Betancourt. El síndrome Ingrid Betancourt, concentrar todos los premios y honores negados a cientos, que sufrieron como ella, en una sola persona es fiel reflejo de la “meritocrácia” que alimentan los medios de comunicación y las campañas de formación de futuros lideres políticos, basadas en la más absoluta vacuidad.

La táctica es tan obvia que pocos se darían cuenta de que Ingrid, mientras escribe sus memorias, se baña en paradisíacas playas, recibe premios y habla entrecortada con un discurso entre Lady Di y la Madre Teresa de Calcuta, está haciendo un frío calculo de sus posibles futuros en la política colombiana.

Se conoce a la gente en los momentos difíciles. Los estadounidenses tuvieron la oportunidad de conocer a la verdadera Ingrid Betancourt. Ellos, hijos de la clase trabajadora estadounidense, no entendían la altivez, prepotencia y soberbia de la hija de un ministro que se educó en Paris y que había decidido ser presidenta de Colombia porque había estudiado ciencias políticas en Francia (por supuesto, donde más sino).

No es una casualidad que en sus declaraciones, uno de ellos, dijera que llegaron a recibir mejor trato de los guerrilleros que los mantenían presos que de la propia Ingrid.

Es que carceleros (guerrilleros) y encarcelados (los tres gringos) eran de la misma clase social, en sus respectivos países, pero Ingrid es distinta.

Y esa es la paradoja de la historia de Latinoamerica. Hija de ex ministro, de diplomático; estudiar en Paris ciencias políticas para después decidir montar una campaña y ser presidenta de un país que no es el suyo. Porque la patria no es una cuestión de pasaportes, residencia o intereses sino de valores y los de Ingrid Betancourt hace mucho tiempo que están con ella, allá arriba en el cielo de lo superfluo, banal y vacío, otra prueba más de que los premios no premian nada y cualquiera puede ser cualquier cosa.



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