sábado, julio 15, 2006

Israel, un estado terrorista

Israel, un Estado terrorista

Autor: Adolfo Pérez Esquivel

Siempre he apoyado al pueblo judío; un pueblo que sufrió el Holocausto, ladiáspora, persecuciones, torturas y muerte, pero que tuvo dignidad, resistió a la opresión y luchó por sus valores religiosos, culturales y unidad del pueblo.

He señalado en forma reiterada, y sumado mi voz a muchas otras en el mundo, que el pueblo de Israel tiene derecho a su existencia; pero que también tiene los mismos derechos el pueblo palestino, hoy oprimido y masacrado por el Estado de Israel.

Es doloroso tener que señalar los comportamientos aberrantes que el Estado de Israel viene cometiendo contra el pueblo palestino, atacando, destruyendo, oprimiendo y masacrando a la población, mujeres, niños, jóvenes son víctimas de esas atrocidades que no podemos callar y debemos denunciar y reclamar ¡ BASTA!

Se derribó el Muro de Berlín, pero se levantaron otros muros como el que Israel levantó para dividir al pueblo palestino. Creyendo que eso les da más seguridad, por el contrario genera mayor enfrentamiento, dolor y división.

Pero los muros más difíciles de derribar son los que existen en la mente y el corazón, los muros de la intolerancia y el odio. Los ataques, la destrucción y muerte en Gaza y el Líbano y las amenazas permanentes a otros pueblos, han llevado al Estado de Israel a transformarse en un Estado terrorista, utilizando las torturas, los ataques a la población civil donde la víctimas son mujeres y niños. ¿Hasta cuando continuará esa política del terror?

Sabemos que no todo el pueblo de Israel está de acuerdo con la política de destrucción y muerte llevada adelante por el gobierno israelí, apoyado por los Estados Unidos y el silencio de los gobiernos europeos; cómplices del horror desatado en Medio Oriente. Están aquellos, tanto dentro de Israel y de Palestina, que desean el diálogo, la resolución del conflicto y el respeto a la existencia de los dos pueblos.

Eso es posible si existe la voluntad política y de los pueblos en lograrlo, con el apoyo de la comunidad internacional.

Lamentablemente las Naciones Unidas han perdido presencia, coraje y decisiones para poder aportar a la solución del enfrentamiento entre los dos pueblos, situación que pone en serio riesgo la Paz mundial. La ONU fue avasallada por las grandes potencias y la usan cuando responden a sus intereses y no a las necesidades de la humanidad. Es necesaria una reforma profunda y democratizar sus estructuras y hacerlas más operativa y eficaz en bien de los pueblos.

Es cierto que hay ataques y hechos de violencia desatados por sectores del pueblo palestino que reclaman sus derechos. No es a través de la violencia, que genera más violencia entre las partes, como se resolverá el conflicto. El Mahatma Gandhi decía que si se aplica el "ojo por ojo, terminaremos todos ciegos".

Los gobernantes del Estado de Israel se están quedando ciegos y arrastrando al pueblo al abismo.

Es necesario que la comunidad internacional reaccione y detenga la locura de los gobiernos, antes que sea tarde. Pero más necesario es que los israelitas y los palestinos reaccionen y
comprendan que no pueden seguir matándose. Los responsables de la barbarie tienen que parar la locura en que se encuentran, sin salida alguna. Deben hacerlo en bien de los pueblos y la humanidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cae un muerto cada media hora
A medida que las horas avanzan crece la violencia. Y entre 1999 y 2004 la cifra de homicidios en Venezuela se incrementó en 215%, hasta convertirse en la tercera causa de muerte entre venezolanos de ambos sexos y la primera causa entre los hombres (Edición 76, pág. 6/7)

José Luis Farías
descifrado@descifrado.com


[04-04-2006 10:48 ] Desde 2003, la frecuencia de los crímenes en Venezuela es de un asesinato cada media hora. Entre 1999 y 2004, los Anuarios de Mortalidad del Ministerio de Salud y Desarrollo Social registraron un total de 72 mil 439 homicidios: más del doble de los ocurridos durante el gobierno anterior. Para el 2004, los asesinatos sumaron 13 mil 920 víctimas, lo que se traduce en un incremento de 215,91% respecto al año 1998. Queda clara, entonces, la incompetencia de la administración Chávez en la lucha contra la inseguridad.

Tal y como se percibe en los datos oficiales, el desmesurado crecimiento de estos delitos produjo que, desde 1999, los homicidios pasaran a ser la tercera causa de muerte en Venezuela, al subir de 6,38% en 1998 a 7,94% en 1999. Estos porcentajes no han dejado de crecer: en 2004, fecha del último Anuario publicado, fue de 11,88%. La misma fuente recoge que desde 2003 los asesinatos son la primera causa de muerte entre los hombres. Cabe recordar que en 1998 eran la cuarta, con 9,59%; en 1999 pasaron a ser la tercera causa con 12,81%; y en 2000 ascendieron al segundo lugar, con 15,08%; hasta llegar situarse como la primera causa de muerte en los varones a partir de 2003, con 19,12% de incidencia.

El Informe de la UNESCO sobre “Muertes por Armas de fuego en Brasil.1979-2003, presenta una tabla de defunciones que muestra cómo, desde el año 2000, Venezuela ocupa el deshonroso primer lugar a nivel mundial de muertes por armas de fuego, con una tasa de 34,30 ciudadanos asesinados por cada cien mil habitantes. Esta cifra nos coloca por encima de Brasil, que tiene el segundo puesto en el récord de muertes, con una tasa de 21,72 homicidios por cada cien mil habitantes.

Números rojos

El estudio de la violencia y la criminalidad confronta el problema del acceso a fuentes confiables y actualizadas. Son frecuentes las quejas de investigadores, profesionales y la opinión pública en general sobre esta limitación que surge de la tendencia de los gobiernos a ocultar las cifras reales de criminalidad.

La fuente más sistemática para la construcción de estadísticas sobre los homicidios son los Anuarios de Mortalidad del MSDS, cuya publicación se hace con dos años de atraso y es así como hace apenas unas semanas se dio a conocer la edición referida al año 2004.

Sin embargo, el valor informativo de estos documentos es aún limitado pues contiene referencias manipuladas para esconder la verdadera cantidad de asesinatos. Aunque los datos se organizan conforme a los criterios de la Clasificación Internacional de Enfermedades acordados en 1968 por la Organización Mundial de Salud (OMS) que estableció un conjunto de categorías para clasificar aquellas “lesiones en las que se ignora si fueron accidental o intencionalmente infligidas”, el uso que de ellas ha hecho el Gobierno deja mucho lugar a dudas. Este criterio no está avalado, por ejemplo, de una exhaustiva investigación que permita al médico u autoridad competente descartar que esas lesiones no fueron producto de accidentes, homicidios o suicidios.

La creación de una base estadística confiable que discrimine los decesos según las circunstancias en las que se produjeron se ha venido obviando de un modo deliberado y se presume que el propósito de esa “omisión” no es otro que el de esconder a la opinión pública el incremento acelerado de la criminalidad. Es así como se ha producido un aumento desmesurado del número de muertes incluidas en el renglón denominado “resto de muertes violentas” que son puestas al margen de las veinticinco principales causas de muerte incluidas dentro de la calificación oficial.

Esto se traduce en que una gran parte de los homicidios no son reconocidos y son atribuidos como “Causas de mortalidad mal definidas, desconocidas o sin diagnóstico tratante” y presentadas bajo la denominación “resto de muertes violentas indeterminadas”. En 1998 fueron tres mil 500 las muertes registradas por esa causa y en 2004, seis años después, fueron seis mil 572; es decir, poco menos del doble.

Esto constituye un hecho de suma gravedad, en particular porque la mayor parte de esos decesos son producto del uso de armas de fuego. En 1998 las muertes por esta causa incluidas como “resto de muertes violentas” fue de 54,80%; en 2004 los decesos indeterminadas fueron seis mil 572 de las cuales cuatro mil 764 (72,48%) fueron por armas de fuego. Resulta difícil pensar que la mayoría de esas muertes hayan sido “accidentales”.

Estas “indeterminaciones” son una prueba palmaria de la indolencia gubernamental por el respeto a la vida y a la justicia. ¿Cómo se puede garantizar justicia y respeto al derecho a la vida si no se tiene, cuando menos, la calificación oficial del tipo de muerte?

Las dudas que surgen de los manejos inescrupulosos e indebidos de algo tan delicado como la muerte de un ciudadano, hacen que para la totalización de las muertes producto del crimen agrupemos aquellos que son reconocidos oficialmente como “homicidios” con el grupo del “resto de las muertes violentas”. Esto siguiendo el criterio de la Organización Mundial de la Salud que en el Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud de 2003 señala la necesidad de prestar “atención especial a los problemas de la atribución errónea o la mala codificación de las causas de defunción”.

Nada que decir (RECUADRO)

Atrás quedaron las promesas de Chávez. La inseguridad se ha convertido en el principal problema de los venezolanos, según los más importantes estudios de opinión. Los muy contados y breves momentos dedicados por el Presidente al tema de la inseguridad, han sido utilizados para endosar a otros la propia responsabilidad: a veces a sus adversarios, a veces a sus propios partidarios.

Así, por ejemplo, en su Mensaje Anual del 15 de enero de 2001, Chávez afirmó que “desde los viernes en las salas de redacción de los periódicos comienzan a montarse y publicarse cifras de muertes violentas”. Justo ese día, los medios informaron que el fin de semana hubo 67 homicidios. Al leer los titulares, Chávez le arrimó la culpa a su ministro Luís Alfonso Dávila: “No tengo mucho qué decir, pero el ministro Dávila sí tiene”, dijo. El funcionario no se dio por aludido y ante la pregunta de “¿usted no lo toma como una crítica?”, respondió: “No, en lo absoluto, (…) pienso que hemos hecho mucho”.

Dos años más tarde, el 21 de septiembre de 2003, el Presidente soltó su teoría acerca de las causas de tanta violencia: “Los homicidios, la inseguridad, el irrespeto a la vida, los secuestros, las invasiones, así como la presencia de grupos subversivos en la zona fronteriza, especialmente en el estado Táchira. Ese es el discurso de la oposición”.

De las promesas de Hugo Chávez, el tiempo y los hechos se han encargado de poner al descubierto un resultado contrario a lo ofrecido. En siete años de gobierno el problema de la inseguridad se ha multiplicado sin que haya respuesta a las demandas de la gente. La alta rotación de ministros (siete cambios en total) y la militarización del ministerio, (con cuatro militares ministros), impidió cualquier posibilidad de concebir y desarrollar políticas coherentes. Y los muertos siguen ahí.

Homicidios por “intervención legal” (RECUADRO)

El artículo 43 de la Constitución Nacional establece que “El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla”. Pero en la clasificación oficial del Anuario de Mortalidad del MSDS se tiene bajo el código Y-35 un reglón denominado “muertes por intervención legal”, donde se recogen los decesos producto de la “acción de los cuerpos de seguridad del Estado”.

Entre 1998 y 2004, las muertes por esta “causa” se cuadruplicaron: el número de víctimas aumentó de 124 a 479, de las cuales 474 cayeron tiroteadas por “acción legal con armas de fuego”. En ese mismo periodo, el total los muertos por “intervención legal” suman dos mil 411, de los cuales mil 340 (55, 57%) son jóvenes entre 15 y 24 años de edad.

Los registros oficiales de la Fiscalía General en 2005 dieron cuenta de seis mil 127 víctimas fatales de la brutalidad policial. Según Alis Boscán de Batista, directora de Derechos Fundamentales del Ministerio Público, actualmente se investigan cinco mil 220 casos de “presuntos ajusticiamientos” ocurridos entre enero 2003 y julio 2005 en los que estarían implicados cinco mil 997 funcionarios adscritos a diversos cuerpos de seguridad del Estado. Boscán precisó que “en un lapso de cinco años han sido imputados mil 315 policías, 517 han sido acusados y 88 han sido condenados”.

En el mismo informe, la Fiscalía señala que se registraron mil 466 víctimas fatales de la acción policial en Caracas; 718 en el estado Bolívar; 568 en Anzoátegui; 533 en el Zulia; 351 en Aragua; y 269 en el estado Carabobo. A propósito de estos datos, vale recordar que en visita al Barrio Nueva Tacagua en Catia, el 13 de marzo de 1999, a escasos dos meses de haber tomado el poder, el Presidente de la República aludiendo a una vieja expresión de Rómulo Betancourt, dijo “en Venezuela se acabó aquello de disparar primero y averiguar después”. Seis años más tarde, en junio de 2005, saldría la orden desde Miraflores de meter en el congelador el “Informe de la Comisión Conjunta de Parlamentarios para Investigar las Presuntas Violaciones de los Derechos Humanos en el estado Guárico” suscrito, incluso, por diputados oficialistas. Allí se señalaba la “responsabilidad política” y “la participación directa en la comisión de actos violatorios de los Derechos Humanos” del gobernador oficialista Eduardo Manuitt.

Anónimo dijo...

04-04-2006 10:48 ] Desde 2003, la frecuencia de los crímenes en Venezuela es de un asesinato cada media hora. Entre 1999 y 2004, los Anuarios de Mortalidad del Ministerio de Salud y Desarrollo Social registraron un total de 72 mil 439 homicidios: más del doble de los ocurridos durante el gobierno anterior.:::::::: 6 años de gobierno.....

http://www.elmundo.es/elmundo/2005/07/19/internacional/1121786942.html

Martes, 19 de julio de 2005
Actualizado a las 19:55 (CET) - Internet time @788 by

CONSECUENCIAS DE LA INVASIÓN
Un estudio estima en unos 25.000 los civiles muertos en Irak desde marzo de 2003:::::::: 3 años de guerra....

Entonces, los matemáticos que saquen equivalencias!!!!

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