Michelle Roberts BBC |
De cuán lleno esté el estómago de un hombre puede depender el tipo de mujer por el que se sienta atraído, asegura un estudio británico.
Una investigación de 61 estudiantes universitarios concluyó que los hombres que tenían hambre se sentían atraídos por mujeres más gordas que los que estaban satisfechos.
Por otro lado, los hombres hambrientos le prestaban mucha menos atención a la figura de una mujer y consideraban como más atractivas, a las mujeres con menos curvas.
El estudio fue publicado en la Revista Británica de Psicología.
Lujuria y dieta
Aunque no es claro exactamente cómo es que el hambre influye sobre la atracción entre los sexos, investigaciones anteriores sugieren que hay que tener en cuenta factores sociales, culturales y psicológicos.
En algunas sociedades donde el alimento es un recurso limitado, tal como en el Pacífico Sur, las mujeres rellenas son las más codiciadas.
En otros lugares como en Occidente, donde la comida es abundante, se prefiere a las mujeres delgadas.
Los psicólogos evolutivos creen que esto está relacionado con el instinto de supervivencia.
En este contexto, lo que se busca de un compañero es tener una descendencia sana y en un ambiente donde el alimento es escaso se cree que una mujer más pesada puede garantizar esa aspiración.
Lo que se puede considerar como un tamaño normal y aceptable en la figura de una mujer es influido también por lo que vemos, incluyendo la publicidad.
Pero esa percepción también puede cambiar, por ejemplo, los emigrantes del campo a la ciudad muestran una creciente idealización de figuras más delgadas.
Los doctores Viren Swami de la University Collage de Londres y Martin Tovée de la Universidad de Newcastle en Inglaterra creen que ciertos factores biológicos también tienen implicaciones.
El poder del aspecto
Tovée explica que "los estados cognoscitivos, los impulsos y los intereses dependen de la fisiología básica de una persona; los niveles de azúcar en la sangre y la hormonas dependen del hambre".
Para su estudio, los expertos buscaron a estudiantes universitarios hombres que salían o entraban a la cafetería a la hora de la cena.
Les pidieron que valoraran cuán hambrientos estaban en una escala de uno a siete. Utilizando estas respuestas, los investigadores escogieron 30 hambrientos y 31 satisfechos para que tomaran parte en el estudio.
Luego se les preguntó a los seleccionados que valoraran qué tan atractivas eran 50 mujeres de distintos pesos, todas sanas, que habían fotografiado vestidas con mallas grises apretadas.
Los hombres hambrientos consideraron más atractivas a las mujeres más pesadas.
El doctor Tovée dijo que "esto muestra cómo la fisiología influencia nuestras percepciones y nuestros procesos de pensamiento".
Desórdenes alimenticios
"Obviamente nosotros sólo vimos un cambio pequeño en la preferencia pero es un cambio significativo. Si usted lo extrapola a personas que pierden muchas comidas y están cada vez más hambrientos en un espacio de tiempo más largo los cambios que se verán serán mayores".
Los investigadores planean ahora mirar cómo tener hambre afecta sobre qué tan atractivos ven las mujeres a los hombres.
Tovée dijo que las conclusiones quizás sean completamente diferentes para las mujeres, especialmente dada la percepción distorsionada de la imagen del cuerpo de las mujeres con anorexia.
"Investigaciones sugieren que la habilidad de las mujeres para juzgar no sólo su propio cuerpo sino el de otras personas está ligada a su propia masa corporal. Cuando ésta disminuye, ellas tienden a sobreestimar otras masas corporales. Así que entre más peso pierden, más gordas creen que son", agregó.
Este estudio, cree Toveé que, podría ayudar también a entender la obesidad
"Mucho de lo que hacemos es observar cuán flexibles son estas representaciones del tamaño del cuerpo y la forma y el efecto del entorno. ¿Si usted crece en un entorno donde se ven personas más gordas, establece esa figura como su norma?
"Sabemos que la dieta está relacionada con la clase social y que la obesidad también. Así que estamos mirando a cómo la dieta influencia nuestros ideales y percepciones de lo que consideramos una figura buena o mala.
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