NG: La semana pasada Argentina pagó por adelantado su deuda con el Fondo Monetario Internacional, y el presidente Néstor Kirchner dijo que no negociaría más con el FMI porque sus condiciones son demasiado onerosas. Argentina se ha recuperado siguiendo las políticas anti-FMI de Kirchner. ¿Es Argentina un modelo de cómo negociar con el FMI?
JS: En una palabra, si. Hay dos dimensiones, la política y la económica. La dimension política tiene que ver con resentimiento hacia la intrusión en la soberanía. Independientemente de si el consejo era bueno o malo, la manera arrogante y prepotente con la que el FMI ha interactuado con los países deudores ha sido atroz, he ahí el resentimiento. Yo he visto de cerca cuán atroz puede ser la actitud del FMI "al lado de la cama".
Hemos, por tanto, visto que independientemente de que hayan o no seguido los consejos del FMI, un grupo de países deudores ha cancelado sus deudas tan pronto como le ha sido posible. Lo hemos visto con Tailandia, Brasil y Corea. Malasia se ha mantenido completamente libre de la influencia del FMI. Lo que es interesante en el caso de Argentina es que estuvo dispuesta a pagar un precio por negarse a negociar más con el FMI –los nuevos préstamos que han negociado con Venezuela deben ser pagados a un interés más alto que el ofrecido por el FMI. Básicamente, Argentina está diciendo que el precio que estaba pagando por la intervención del FMI era mayor que el valor de la menor tasa de interés.
En términos de economía, Argentina ha actuado bien porque, correctamente, rechazó como equivocadas las austeras políticas fiscales y monetarias del FMI. Tales políticas habrían llevado a Argentina a una recesión o a algo peor, y ellas favorecían a los países e instituciones acreedoras por encima de Argentina, de la misma manera como las políticas del FMI en general favorecen a los acreedores por encima de los países en desarrollo. La parcialidad del FMI fue absolutamente clara en Argentina.
Después de que Argentina había llegado a un acuerdo con 75% de sus acreedores en relación a la cancelación de la deuda, el FMI, asombrosamente, ¡insistía en un acuerdo más beneficioso para el 25% que no negoció! En términos de política, esto es un craso error. Nadie estaría nunca de acuerdo con un trato si supiese que obtendría mejores condiciones no negociando. Esto era tan claramente pro-creditor que en, todos los países en desarrollo, el FMI perdió el poquito de credibilidad que le quedaba. El mensaje del FMI era: "no negocien, dénle a los acreedores lo que ellos pidan"
NG: Algunos críticos temen que, tras el sentimiento anti-FMI en Argentina y en otros países Latinoamericanos, se esconde el espectro de un populismo pasado de moda y el rechazo a la disciplina económica que representa el FMI. Jorge Castañeda, antiguo ministro mexicano de Relaciones Exteriores, divide a América Latina entre "la izquierda sensible" de Brasil y Chile, y la "izquierda irresponsable" de Argentina, Venezuela y, ahora, Bolivia bajo Evo Morales. Castañeda teme que los líderes de estos últimos países mantendrán popularidad a toda costa a través del control de las fuentes de ingreso- sean estas petróleo, gas o pagos de deuda externa-. "Esta izquierda es desastrosa", dice Castañeda, "Su mando, como en el pasado, llevará a inflación, mayor pobreza y desigualdad." ¿Comparte usted estas preocupaciones?
JS: Yo lo plantearía de otra manera. Si usted mira el ejemplo de Venezuela, verá que fue posible obtener un acuerdo más ventajoso a través de fuertes y firmes negociaciones con las compañías petroleras. En todo el mundo, muchos países en desarrollo están en acuerdos terriblemente malos. La fracción del valor de los recursos que han estado recuperando para sus pueblos ha sido relativamente bajo. Malasia trajo gente para que les enseñara cómo administrar una compañía petrolera, pero ellos tiene la completa propiedad de ésta.
Ahora, como sostiene la evidencia, ellos (Malasia) obtienen un mejor precio por sus recursos que si estos recursos fuesen propiedad extranjera. Bolivia ha obtenido un acuerdo bastante desventajoso con su gas natural. Ellos pueden obtener algo mejor, como ha dicho Evo Morales que son sus intenciones. Si Argentina hubiese cedido ante el FMI, habría obtenido unas condiciones mucho peores para renegociar su deuda. Si hubiesen contratado al FMI como intermediario, habrían sido realmente estafados. Entonces, ¿qué de malo tiene negociar? Ahora bien, si por populismo uno entiende preocuparse por la situación de los dos tercios más desposeídos de la población, entonces populismo no es algo malo.
Dos-tercios de los venezolanos vivían en pobreza bajo el antiguo sistema. Ellos no ganaron nada con la vieja economía. El producto nacional bruto puede haber aumentado, pero ellos no veían nada de éste. Obviamente, sería causa de preocupación si esos nuevos líderes de la izquierda en América Latina pretenden que no existen leyes económicas. Si ellos dicen "puedo cumplir" sin tener los recursos, eso sería un problema. Pero la pregunta es si la restricciones del FMI son las únicas consistentes con una buena teoría económica. La respuesta a esto es un resonante NO.
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