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Benedicto XVI eliminaría las restricciones actuales para celebrar misas en latín. |
El latín es la lengua histórica utilizada por la Iglesia Católica y su práctica generalizada en la celebración de eucaristías fue abandonada hace 40 años, cuando el Concilio Vaticano Segundo decidió que los servicios serían conducidos en el idioma hablado por los creyentes.
En ese momento, un pequeño grupo de clérigos franceses y suizos ultra tradicionalistas se negó a aceptar el cambio y su líder, el fallecido arzobispo Marcel Lefebvre, fue excomulgado.
El regreso de la misa tridentina, como se le denomina la eucaristía en latín, busca cerrar la escisión con los seguidores de Lefebvre.
Aunque la celebración de la misa en latín nunca ha desaparecido del todo, el fallecido pontífice Juan Pablo II permitió a los tradicionalistas celebrar este tipo de misas sólo previo permiso de los obispos locales.
Se espera que el Papa emita un documento antes de Navidad en donde explique sus razones para reintroducir esta práctica.
Reconciliación con tradicionalistas
Según informa el corresponsal de la BBC en Roma, David Willey, los seguidores del arzobispo Lefebvre buscan reconciliarse con el nuevo Papa, quien ha mostrado simpatía con éstos su petición de poder regresar al antiguo rito.
Willey señala que Benedicto XVI está más en sintonía con las ideas de los ultra conservadores en la Iglesia Católica que su predecesor.
Se cree que el documento redactado por el pontífice ponga fin al cisma que ocurrió cuando los tradicionalistas se separaron de Roma durante la década de 1970.
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