Gerardo Lissardy París |
¿Será buena idea modificar París, considerada por muchos una de las ciudades más bellas del mundo? ¿O la capital francesa debe conservarse tal cual es, como si fuera una pieza única de museo?
Esas preguntas son el centro de una polémica en torno a la decisión de las autoridades de París de elevar el límite de altura para la construcción de edificios, que podría alterar el paisaje de la ciudad.
El Consejo Municipal de París habilitó la semana pasada al alcalde socialista Bertrand Delanoe a llamar a concurso para construir edificios de hasta 200 metros de altura en seis puntos de la ciudad, un récord en relación al máximo de 37 metros fijado hace tres décadas.
Hasta dos tercios de los parisinos se oponen a la idea de permitir edificios más altos en su ciudad |
Las torres alojarían comercios, oficinas y servicios públicos, mientras que otros edificios nuevos de hasta 50 metros servirían como bloques residenciales, para aliviar la escasez de viviendas en la capital francesa.
Pero el debate ha enfrentado a urbanistas, ecologistas y románticos sobre las distintas formas de concebir la Ciudad Luz e interpretar la modernidad.
¿"No se toca"?
Encuestas realizadas en los últimos tiempos sugieren que hasta dos tercios de los parisinos se oponen a la idea de permitir edificios más altos en su ciudad.
Debemos dejar de pensar que París es una ciudad museo Jean Nouvel, arquitecto |
Michelle Jolé, socióloga y profesora del Instituto de Urbanismo de París, comentó que ese rechazo responde a "un sentimiento patrimonial" de los parisinos hacia su ciudad, "la idea de que la ciudad no se toca".
"El turismo refuerza esa imagen de fijación a un modelo urbano", dijo Jolé en diálogo con BBC Mundo.
Uno de los aspectos que más fascina a los visitantes de París es la armonía con que la ciudad contemporánea convive con aquella de la belle époque y con la impronta que dejó el barón Haussmann en el siglo XIX.
Sin embargo, el arquitecto Jean Nouvel, que este año fue seleccionado para construir un rascacielos de 301 metros en el distrito de negocios de La Defénse, advirtió que "París no está terminada".
"Debemos dejar de pensar que París es una ciudad museo", reclamó Nouvel en declaraciones al diario Le Parisien, al respaldar la construcción de edificios altos.
"Mucho charme"
Uno de los que ha expresado su rechazo a los cambios previstos por las autoridades de París es Thierry Paquot, filósofo y editor de la revista local Urbanisme.
Algunos aseguran que el vivir bien no es sinónimo de torres. |
"La calidad de vida parisina la hacen su sistema de calles, sus comercios de planta baja, sus cafés con sus terrazas, sus vidrieras... toda una organización que es incompatible con el modo de vida de las torres", dijo Paquot a BBC Mundo.
En lugar de las grandes torres, el experto abogó por ampliar edificios de uno o dos pisos, para poder "aumentar la población sin desfigurar el contorno tan particular de este París, que tiene mucho charme".
También se han opuesto al proyecto grupos ecologistas como el Partido Verde francés.
Sergio Coronado, ex concejal parisino por ese partido, aseguró que le preocupa que "las torres no forman parte de las habitaciones más ecológicas".
"El buen vivir no es sinónimo de torres", apuntó.
"Habitar el cielo"
El alcalde Delanoe ha respondido a las críticas afirmando que su deber es preocuparse por el "interés general" de la ciudad y no por las encuestas.
También ha prometido tener en cuenta los "errores del pasado", en una aparente alusión a la torre Montparnasse, una mole omnipresente en París que los ciudadanos suelen ver con desagrado al sur del río Sena.
Algunas torres pueden tener mucha poesía. Roland Castro, urbanista |
Según el urbanista Roland Castro, todo depende de dónde y cómo se construyan los grandes edificios.
"Algunas torres pueden tener mucha poesía", dijo Castro a BBC Mundo. "En Francia hay como una obsesión patrimonial: es tan bella, que todo el mundo tiene miedo de lo que pueda suceder. Pero eso es un error", agregó.
A su juicio, "habitar el cielo puede ser formidable".
La Alcaldía de París proyecta la construcción de las primeras torres para 2012. Mientras tanto, el debate seguirá abierto y se prevé organizar discusiones vecinales a partir del año próximo.
Después de todo, los parisinos están acostumbrados a polemizar sobre su ciudad: en el siglo XIX, la construcción de la Torre Eiffel, hoy símbolo de París, fue criticada por varios estetas.
El poeta Paul Verlaine, que la calificaba de "esqueleto de campanario", alargaba sus paseos con tal de evitarla.
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