Gerardo Lissardy BBC Mundo, París |
Cuatro meses de sueldo por licencia maternal, niñeras y guarderías subsidiadas por el Estado e importantes descuentos fiscales. Todo esto explica en parte por que Francia es el país con mayor fertilidad de Europa.
Odile Rubli tiene dos hijos nacidos en París y para ayudarle a cuidarlos recibe del municipio donde vive unos US$260 por mes, 40% de lo que cuesta su niñera.
Además tiene el apoyo de un sistema preventivo de salud pública que se ocupa de monitorear el crecimiento de los niños, Gala, de 10 meses y Balthazar, de dos y medio.
Rubli, una docente uruguaya casada con un franco-uruguayo, recuerda que el año que se casó el Estado le devolvió dos tercios de los impuestos, beneficio que pasa a ser permanente después del tercer hijo.
Según el gobierno, gracias a este tipo de políticas de estímulo familiar, Francia acaba de convertirse en el país de la Unión Europea con la mayor tasa de natalidad: 2,0 niños por mujer.
Sólo el año pasado, Francia tuvo una avalancha de visitas de cigüeñas: 830 mil nacimientos, una suerte de baby boom a la europea que aumentó su población a 63,4 millones, medio millón más que el año anterior.
Toda una rareza en un continente donde cada vez se peinan más canas.
Un equilibrio peculiar
El secreto no pasa precisamente porque este país albergue la capital del amor.
"Francia tiene una larga tradición de política familiar", asegura el delegado interministerial para Asuntos de la Familia, Dominique de Legge. "Desde hace 15 años buscamos conciliar vida profesional y vida familiar", señala a BBC Mundo.
Para eso, el Estado ofrece diversos incentivos familiares, desde licencias maternales generosas -comparada con el promedio de los países occidentales desarrollados- hasta subsidios como los que recibe Rubli.
Hay guarderías a tiempo completo y parcial, subvencionadas por el Estado, para niños de pocos meses hasta tres años, aunque muchas madres se quejan de que conseguir una plaza en París es una misión casi imposible.
El Estado también devuelve una parte del dinero pagado a las niñeras contratadas a domicilio, siempre y cuando su trabajo esté declarado. A partir de los tres años, el jardín de infancia es gratuito y obligatorio.
En Francia, las mujeres tienen derecho a una licencia de maternidad con el pago de cuatro meses de sueldo o tres años de licencia sin sueldo, tras los cuales tienen garantizado su vuelta al trabajo, a su antiguo puesto o uno similar, si así lo desean.
Crecimiento "natural"
"Las facilidades que las madres francesas para ejercer una profesión son quizá mayores a las de países como España, Italia e incluso Inglaterra", señala Francisco Muñoz Pérez, investigador del Instituto Nacional de Estudios Demográficos.
Según el experto, en Francia la población aumenta a un ritmo "moderado pero bastante elevado respecto a los países vecinos".
Además, explica, dos tercios de ese crecimiento es "natural", por la diferencia entre nacimientos y muertes, mientras que la inmigración aporta el otro tercio.
Esto es al revés de otros países de la región, como España, donde los inmigrantes son el motor demográfico.
La nueva meta
Pero, como admite De Legge, a Francia aún le falta para alcanzar una tasa de natalidad de 2,1 niños por mujer, necesaria para asegurarse una renovación generacional plena.
Para llegar a ese umbral, el gobierno comenzó a ofrecer incentivos adicionales a las mujeres que tengan un tercer hijo, como menos impuestos y una licencia maternal de un año con una mensualidad equivalente a US$960, el doble de lo que se concede hasta el segundo hijo.
"La verdadera diferencia se ve con el tercer hijo", asegura Rubli.
Y aunque personalmente descarta tener otro más, cree que los estímulos del gobierno pueden terminar de convencer a quienes dudan de ir a por el tercero debido al costo y las complicaciones que supone.
"Pienso que puede llegar a definir a ciertas mujeres, a decidirlas en esa aventura", comenta.
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