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Aquí estoy yo frente a la Catedral de Amberes. |
Date: Mon, 22 Feb 1999
07:52:15 PST
From: Luis Manuel Hernandez
Ramos
Subject: Voyage: Me voy para Ámsterdam
...(V) Amberes II
Aquí estoy otra vez....
AMBERES II.-
Nelson
y Sofía habían agarrado un folletico sobre Amberes y sólo entonces nos pudimos
dar cuenta de la ciudad en la que andábamos metidos. Como no podíamos decidir qué
era lo que íbamos a hacer, hacia donde íbamos a partir, al final, optamos por
la opción de Sofía que quería dar una vueltica por Amberes y conocer el museo
del Diamante.
Conseguimos
al fin un estacionamiento techado para el carro (ya que teníamos
las maletas allí). El estacionamiento quedaba justo en la plaza más céntrica de
la ciudad, al frente del Hilton. Visitamos la Catedral, que es impresionante,
aunque no tan bien mantenida como las francesas. Al principio
yo me negaba a pagar por entrar a una iglesia, pero al final valió
la pena, porque más que una iglesia es un museo.
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Gran plaza de Antwerpen (Amberes) |
Nos
moríamos de hambre y estábamos buscando un sitio en donde comer. Un sitio
barato, y gracias a Dios, Sofía se negó a comer en el Mc Donald’s (Nelson había
decidido que el Mc Donald’s era el único lugar seguro de Europa). De repente
encontramos un restaurante italiano en una esquina céntrica, y vimos los
precios más o menos buenos, y lo que era mejor: ¡20 % de descuento para los estudiantes!
Ese cuento no lo creímos del todo hasta que nos asomamos y vimos a montones de
jóvenes comiendo. No sólo era barato el lugar, sino que era bonito, bueno y los
platos eran para reventarse. Además, la atención era magnifica. Cuando entramos,
preguntamos al tipo si hablaba en inglés o francés y el carajo nos contestó: inglés,
francés, italiano, aleman,
español,
lo que tu quieras (¡y era mesonero!). En verdad nos encontrábamos en una ciudad
de políglotas. En ninguna otra ciudad del mundo hay tantas personas con 4 idiomas
como en Amberes. Yo lo interrogué: ¿En Espanhol? y el tipo comenzó a hablar en un
español mejor que el nuestro. En verdad estábamos impresionados. Los mesoneros parecían
marineros llegados de otros confines, de todas las nacionalidades, y entre
ellos se entendían en italiano. Le preguntamos al mesonero nuestro de donde
era: ¡Pues, de España! ¡Con razón! Muy amable y muy simpático. Dada la cara de
limpios que teníamos hasta nos ofreció que tomáramos agua si queríamos y no
refrescos que son muy caros. No solo almorzamos allí, sino que también cenamos.
Bye bye Mc Donald’s.
Nos
dirigimos a la plaza a tomarnos unas fotos y en eso nos sorprendió una Rubia
requetebuenisima y bellísima (aunque artificialmente), como de 2 metros
(parezco Freddy con la obsesion por la altura),
preguntándonos en español que de donde éramos. De Costa Rica nosotros,
le dijo Nelson, y él (yo) de Venezuela. En eso la chica comenzó a dar
brinquitos. ¡Viva, viva, igual que yo! Yo mantenía la esperanza de que fuera venezolana,
por aquello de las misses, pero no, era de Costa Rica. Me quejé inmediatamente
ante Dios y ante ellos: ¿cómo es posible que yo aquí en Europa no me he
conseguido a ningún venezolano (y eso
que somos más de 20 millones) y ustedes que son de un paisito tan pequeño como
Costa GRrrica consiguen paisanos en Amberes, y así tan buenotas?. Ella los había
reconocido por el acento. ¿Qué hacéis aquí? preguntó,
y le respondimos que andábamos de turistas. Ella dijo: - Estoy aquí estudiando
belleza y no pude contenerme de decirle un piropo: - Debes ser una estudiante
muy avanzada, y le gustó el piropo jajajaja. Muy amablemente se pegó de
nosotros. Ella esperaba a un amigo Chileno y cuando llegó el chileno, lo convidó
a enseñarnos la ciudad. Nos tomaron fotos y en una de las fotos yo le dije a
Mónica (así se llama la muchacha) y al Chileno que se tomaran una foto conmigo
de recuerdo, pero el Chileno no quiso. Mónica me abrazó y nos hicimos la foto. Por
el abrazo y el recibimiento, pude deducir la falta de calor latino que ella
debe sentir por esos lares (y que el chileno no le está proporcionando, seguro), aunque su mamá vive en Bélgica con ella (su
mamá está casada con un belga). Ella quería que nos quedáramos para ir a bailar,
pero según Sofía ese mismo día debíamos partir ( no sé quién dijo eso, pero no
quisimos contrariarla). La chica me invitó a Amberes y me puedo quedar en su
casa y todo. También los invitamos a ellos a París. Así somos los
latinoamericanos.
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Con Mónica. |
Como
supuestamente debíamos partir, Mónica nos indicó como podíamos ir en metro al Museo
del Diamante y nos despedimos hasta la próxima.... Como ya les dije, Amberes es
la Capital Mundial del Diamante y allí se tallan el 85% de los diamantes del
mundo. En Amberes, los diamantes son baratísimos en comparación a otros países,
y no hay nada más peligroso que pasear por Amberes
con una mujer que tiene tarjeta de crédito. Nelson y yo contemplamos, con
nuestras caras de becarios que comen todos los días en el
Restaurante Universitario, como Sofía se compraba un anillo de diamantes ¡Pensar
que para sobrevivir nos habíamos robado las servilletas del Mc Donald’s y los
quesos en el RestaU! (para desayunar ya que no hay RestaU en la mañana). ¡Sofía era
toda una magnate!, aunque luego debimos esforzarnos mucho para quitarle el
remordimiento de conciencia. En verdad el diamante sólo costó 333$ y era de
gran calidad y de 0.27 quilates en un anillo de oro 18. Eso es muyyy barato y consolé a Sofía
diciéndole que cualquier cosa en Costa
Rica lo podía vender por 4 veces su precio o dejárselo a Sofía III en herencia
diciéndole: Esto me lo compre yo en Amberes porque tu Abuelo Nelson era un
limpio no me lo pudo regalar. Por cierto, la cara nerviosa de Nelson cuando la
tarjeta de crédito con palmeritas de Sofía no pasaba. ¿Tendría que pasar la de
él? Jajaja. Pobrecito.
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Castillo Steen |
Después
que cenamos partimos hacia Delft, Holanda, en donde nos esperaba
un
costarricense amigo de Sofía. El se ofreció a darnos alojamiento en su casa y
eso era maravilloso....
Continúo en el próximo mail...
Luis Manuel
Nota: Volví luego varias veces a Amberes. Es una de mis ciudades preferidas.
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