domingo, diciembre 03, 2017

Voyage: Me voy para Ámsterdam (8-Puritano en Ámsterdam)

Canales de Amsterdam


Date: Tue, 23 Feb 1999 07:15:53 PST
Subject: Voyage: Me voy para Ámsterdam... (VIII)

Hola Amigos:

ÁMSTERDAM.

Advertencia: mantenga este mail fuera del alcance de los niños y de
cualquier persona sensible...
 
Vitrinas en el Red Light District.
Las prostis están de más de buenas.
Manejar un vehículo por Ámsterdam no es sencillo. En cualquier momento tienes el tranvía viniendo detrás de ti, o la calle de repente desaparece, o te encuentras un barco navegando al lado o en frente tuyo, o cuando menos estás encerrado entre bicicletas. Después de tanto maniobrar, al fin conseguimos llegar a un estacionamiento techado. Entramos al estacionamiento y no vimos nada. No había carros, no había puestos, solamente un ascensor. ¡El ascensor era para los carros y no para las personas!, por lo que montamos el carro y nos pusimos a esperar que nos llevara a alguna parte. Esperamos un buen rato y nada, ya estábamos dudando de todo, menos mal que encontramos a unos nativos que iban a buscar el carro y le dieron al botón, cosa que no se nos ocurrió. Subimos y por fin salimos del carro et ¡voilà, que vista tan bonita! Se veía toda Ámsterdam. Salimos del estacionamiento, no sin antes pedir el baño prestado, anotamos las coordenadas del lugar, por si acaso, pedimos a un nativo que nos lo señalara en el mapa y al salir inmediatamente descubrimos que la tienda que estaba al lado del estacionamiento era de productos para ¡Homosexuales! Uno no está acostumbrado a esas vainas y menos así de golpe. Me reí muchísimo, ¡eros maricos si inventan mariqueras! Tenían ropa de cuero, muñequitos con penes, afiches de negros sobre dotados, penes artificiales de todos los tamaños y formas con y sin lubricante. ¡todo eso en la vitrina! ¡y ese era sólo el comienzo de la exploración de la ciudad! Continuando, vimos que había miles de tiendas de perversidades. Había unos bichos de plástico sofisticadísimos que yo no entiendo como les caben. Ya me estaba acongojando un poco, tal vez por la falta de costumbre porque en Latinoamérica no se ven esas cosas que yo sepa. Comenzaba a sentirme como un puritano, pero quería ir a donde estaban las putas en las vitrinas y a donde vendían marihuana en los cafés (esas son bromas que uno no ve en cualquier parte, menos en Latinoamérica).
Sex-Shop. Hay de todo...

Dimos unas cuantas vueltas perdidos como siempre, nos tomamos unas cuantas fotos y nos llovió encima como de costumbre también. Cruzamos un puente hermoso, muy bonita la ciudad en verdad. Nos metimos en las tiendas de souvenirs y quedé horrorizado. Había de todo: franelas con Jesucristo drogándose con letreros de Cristo era hippie, franelas de viva la droga, viva la marihuana, viva la mariconería y toda serie de odas a las perversidades. Me gustó una en donde estaban unos angelitos fumando marihuana en Ámsterdam viéndole las piernas a una prostituta, etc. Más adentro vendían todo tipo de pipas de hierro para consumir la droga; eran unas bichas sofisticadísimas: había para coca, crack, mariguana, etc. ¡Hay que ver que hay mercado para todo! Después de eso nos quedamos un rato viendo las postales pervertidas, había una colección impresionante. Yo me compré unas banderitas de Venezuela que encontré y un prendedor que decía Holanda. Nada raro.

Coffée Shop. Todo tipo de drogas.
Seguimos caminando y veíamos hoteles y espectáculos porno por todas partes. Luego agarramos camino hacia el Distrito Rojo (Red Light District) y no quería imaginar cómo sería el Distrito Rojo cuando el blanco era como era. El Distrito Rojo da un poquito de miedo porque siempre vienen carajos y te agarran para ofrecerte coca (es ilegal, pero no pareciera). Venden coca en las calles, vender coca es como vender tarjetas telefónicas en Caracas. También había muchas salas de proyección de películas XXX de todo tipo uno podía ver los carteles con las fotos de escenas de las películas pegados afuera. Bonito sitio para criar a un hijo, me decía yo...

Una matica de Marihuana en el Museo de la Marihuana
En las vitrinas de los cafés exhibían los diferentes tipos de droga que vendían, y lo más esperado,  las callecitas estrechas con vitrinas en donde se ponen las prostitutas desnudas para que los clientes las vean y las escojan. El procedimiento es comme ca: tu las ves a todas hasta que encuentras la que te gusta, a esa te la quedas mirando y ella te muestra sus recursos, todo lo que tiene para las fêtes charnelles. Entonces, si estas convencido la señalas y ella abre la puerta y te lleva adentro, cierra la cortina y la misma vitrina es un cuartico con baño y todo. ¡Por supuesto que yo no me metí en esa broma!, aunque las prostis están requete-buenísimas y había todo tipo de mujeres, entre las cuales latinas que eran las más bonitas, por cierto. ¿Quién sabe cómo habrán ido a parar allá? Reflexionando pensaba en la cantidad de problemas que debe generar la prostitución y las drogas en esa ciudad y la cantidad de dinero que debe dejarles como destino turístico de la perversión para que la ciudad siga tolerando eso.

Esta foto la tomé yo y vale un premio. Es jodidísimo tomarle fotos
a las vidrieras y si te agarran te matan. En mi caso, no sé como se dieron
 cuenta, como que tienen una red de vigilancia.
De repente, encontré el cuadro perfecto para la foto más satánica que puede hacer una cámara. En una misma foto, las putas, los SexShows y SexShops y al fondo una tremenda iglesia en donde los curas supongo que deben trabajar
Muchísimo para llevar su rebaño hacia el cielo, si es que ya no se unieron al bochinche los mismos curas. Era la foto perfecta, que iba a resultar en la graduación de mi camarita como cámara de guerra, y cuando la fui a hacer la pobre camarita se quedo trancada. El lente quedó afuera atorado y hasta el día de hoy sigue dañada. Tal vez era demasiada la escena para la pobre cámara que también como que tenía su recato moral.  ¡Creo que le dio un infarto!

Así como hay oficinas de información turística,
en Amsterdam hay oficinas de información de Prostitución
Lo de la camarita es desolador para mí. Ayer la llevé a reparar y me dijeron que iba a tardar por lo menos un mes porque tenían que enviarla… y además no tenían idea de cuánto me iba a costar. Por supuesto, no la dejé, ¿cómo voy a pasar yo un mes sin mi camarita?, y conociendo a los franceses, son capaces de enviarla a Japón a reparar y que me salga más caro que comprar una nueva. Lo peor es que no tengo plata para comprarme una nueva....

Después de cenar en McDonald’s, cogimos camino de regreso. Estábamos maravillados de las autopistas holandesas y belgas. No hacía falta ni las luces de lo bien iluminadas que estaban. Calculamos que íbamos a llegar mucho más rápido de lo que pensábamos hasta que llegamos a Francia... Allí empezó a llover como si fuera un recibimiento anunciando lo que nos esperaba de regreso. Las autopistas se quedaron de nuevo sin iluminación al llegar a Francia y unos hijos de puta de la Aduana nos tuvieron como 1 hora mojándonos bajo la lluvia revisándonos hasta el culo… No pude hacer más nada que mentarles la madre y ellos nos tuvieron que dejar ir decepcionados porque habían agarrado a unos latinoamericanos sin drogas (¿acaso no saben que las drogas de Latinoamérica van en sentido contrario?). Llegamos a Paris a eso de las 3 de la Mañana completamente exhaustos.

A lo mejor fueron muy largos estos mails, pero lo cierto es que faltaron
muchísimas cosas que contarles....

Saludos


Luis Manuel

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