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Canales de Amsterdam |
Date: Tue, 23 Feb 1999 07:15:53 PST
Subject: Voyage: Me voy para
Ámsterdam... (VIII)
Hola Amigos:
ÁMSTERDAM.
Advertencia:
mantenga este mail fuera del alcance de los niños y de
cualquier
persona sensible...
Manejar
un vehículo por Ámsterdam no es sencillo. En cualquier momento tienes el tranvía
viniendo detrás de ti, o la calle de repente desaparece, o te encuentras un
barco navegando al lado o en frente tuyo, o cuando menos estás encerrado entre
bicicletas. Después de tanto maniobrar, al fin conseguimos llegar a un
estacionamiento techado. Entramos al estacionamiento y no vimos nada. No había
carros, no había puestos, solamente un ascensor. ¡El ascensor era para los
carros y no para las personas!, por lo que montamos el carro y nos pusimos a
esperar que nos llevara a alguna parte. Esperamos un buen rato y nada, ya
estábamos dudando de todo, menos mal que encontramos a unos nativos que iban a
buscar el carro y le dieron al botón, cosa que no se nos ocurrió. Subimos y por
fin salimos del carro et ¡voilà, que vista tan bonita! Se veía toda Ámsterdam.
Salimos del estacionamiento, no sin antes pedir el baño prestado, anotamos las
coordenadas del lugar, por si acaso, pedimos a un nativo que nos lo señalara en
el mapa y al salir inmediatamente descubrimos que la tienda que estaba al lado
del estacionamiento era de productos para ¡Homosexuales! Uno no está
acostumbrado a esas vainas y menos así de golpe. Me reí muchísimo, ¡eros maricos
si inventan mariqueras! Tenían ropa de cuero, muñequitos con penes, afiches de
negros sobre dotados, penes artificiales de todos los tamaños y formas con y
sin lubricante. ¡todo eso en la vitrina! ¡y ese era sólo el comienzo de la exploración
de la ciudad! Continuando, vimos que había miles de tiendas de perversidades.
Había unos bichos de plástico sofisticadísimos que yo no entiendo como les
caben. Ya me estaba acongojando un poco, tal vez por la falta de costumbre
porque en Latinoamérica no se ven esas cosas que yo sepa. Comenzaba a sentirme como
un puritano, pero quería ir a donde estaban las putas en las vitrinas y a donde
vendían marihuana en los cafés (esas son bromas que uno no ve en cualquier parte,
menos en Latinoamérica).
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Sex-Shop. Hay de todo... |
Dimos unas cuantas vueltas perdidos como
siempre, nos tomamos unas cuantas fotos y nos llovió encima como de costumbre
también. Cruzamos un puente hermoso, muy bonita la ciudad en verdad. Nos
metimos en las tiendas de souvenirs y quedé horrorizado. Había de todo: franelas
con Jesucristo drogándose con letreros de Cristo era hippie, franelas de viva
la droga, viva la marihuana,
viva la mariconería y toda serie de odas a las perversidades. Me gustó una en
donde estaban unos angelitos fumando marihuana en Ámsterdam viéndole las
piernas a una prostituta, etc. Más adentro vendían todo tipo de pipas de hierro
para consumir la droga; eran unas bichas sofisticadísimas: había para coca,
crack, mariguana, etc. ¡Hay que ver que hay mercado para todo! Después de eso nos
quedamos un rato viendo las postales pervertidas, había una colección impresionante.
Yo me compré unas banderitas de Venezuela que encontré y un prendedor que
decía Holanda. Nada raro.
Seguimos
caminando y veíamos hoteles y espectáculos porno por todas partes. Luego agarramos
camino hacia el Distrito Rojo (Red Light District) y no quería imaginar cómo
sería el Distrito Rojo cuando el blanco era como era. El
Distrito Rojo da un poquito de miedo porque siempre vienen carajos y te
agarran para ofrecerte coca (es ilegal, pero no pareciera). Venden coca en las
calles, vender coca es como vender tarjetas telefónicas en Caracas. También
había muchas salas de proyección de películas XXX de todo tipo uno podía ver los
carteles con las fotos de escenas de las películas pegados afuera. Bonito sitio
para criar a un hijo, me decía yo...
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Una matica de Marihuana en el Museo de la Marihuana |
En
las vitrinas de los cafés exhibían los diferentes tipos de droga que vendían, y
lo más esperado, las callecitas
estrechas con vitrinas en donde se ponen las prostitutas desnudas para que
los clientes las vean y las escojan. El procedimiento es comme ca: tu las ves a
todas hasta que encuentras la que te gusta, a esa te la quedas mirando y ella
te muestra sus recursos, todo lo que tiene para las fêtes charnelles. Entonces,
si estas convencido la señalas y ella abre la puerta y te lleva adentro, cierra
la cortina y la misma vitrina es un cuartico con baño y todo. ¡Por supuesto que
yo no me metí en esa broma!, aunque las prostis están requete-buenísimas y había
todo tipo de mujeres, entre las cuales latinas que eran las más bonitas, por
cierto. ¿Quién sabe cómo habrán ido a parar allá? Reflexionando pensaba en la
cantidad de problemas que debe generar la prostitución y las drogas en esa
ciudad y la cantidad de dinero que debe dejarles como destino turístico de la
perversión para que la ciudad siga tolerando eso.
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Esta foto la tomé yo y vale un premio. Es jodidísimo tomarle fotos a las vidrieras y si te agarran te matan. En mi caso, no sé como se dieron cuenta, como que tienen una red de vigilancia. |
De
repente, encontré el cuadro perfecto para la foto más satánica que puede hacer
una cámara. En una misma foto, las putas, los SexShows y SexShops y al fondo
una tremenda iglesia en donde los curas supongo que deben trabajar
Muchísimo
para llevar su rebaño hacia el cielo, si es que ya no se unieron al bochinche
los mismos curas. Era la foto perfecta, que iba a resultar en la graduación de
mi camarita como cámara de guerra, y cuando la fui a hacer la pobre camarita se
quedo trancada. El lente quedó afuera atorado y hasta el día de hoy sigue dañada.
Tal vez era demasiada la escena para la pobre cámara que también como que tenía
su recato moral. ¡Creo que le dio un
infarto!
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Así como hay oficinas de información turística, en Amsterdam hay oficinas de información de Prostitución |
Lo
de la camarita es desolador para mí. Ayer la llevé a reparar y me dijeron que
iba a tardar por lo menos un mes porque tenían que enviarla… y además no tenían
idea de cuánto me iba a costar. Por supuesto, no la dejé, ¿cómo voy a pasar yo
un mes sin mi camarita?, y conociendo a los franceses, son capaces de enviarla
a Japón a reparar y que me salga más caro que comprar una nueva. Lo peor es que
no tengo plata para comprarme una nueva....
Después
de cenar en McDonald’s, cogimos camino de regreso. Estábamos maravillados de
las autopistas holandesas y belgas. No hacía falta ni las luces de lo bien
iluminadas que estaban. Calculamos que íbamos a llegar mucho más rápido de lo
que pensábamos hasta que llegamos a Francia... Allí empezó a llover como si
fuera un recibimiento anunciando lo que nos esperaba de regreso. Las autopistas
se quedaron de nuevo sin iluminación al llegar a Francia y unos hijos de puta
de la Aduana nos tuvieron como 1 hora mojándonos bajo la lluvia revisándonos hasta
el culo… No pude hacer más nada que mentarles la madre y ellos nos tuvieron que
dejar ir decepcionados porque habían agarrado a unos latinoamericanos sin
drogas (¿acaso no saben que las drogas de Latinoamérica van en sentido
contrario?). Llegamos a Paris a eso de las 3 de la Mañana completamente
exhaustos.
A
lo mejor fueron muy largos estos mails, pero lo cierto es que faltaron
muchísimas
cosas que contarles....
Saludos
Luis Manuel
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