sábado, diciembre 02, 2017

Voyage: Me voy para Amsterdam...(III) Brujas.

Brujas, Flandes, Bélgica.


Date: Mon, 22 Feb 1999 06:30:11 PST
From: Luis Manuel Hernandez Ramos
Subject: Voyage: Me voy para Amsterdam o a donde me lleve el destino (III)

Continúo...


Brujas es una ciudad realmente bella, pero llegamos muy cansados, el clima nos trato muy mal y no pudimos disfrutarla lo suficiente...

En lo que llegamos buscamos un estacionamiento, metimos el carro y dormimos un poco antes de salir al inclemente clima. Yo quería salir inmediatamente a pesar de estar demolido; no habíamos ido a Brujas para quedarnos dentro del carro en un estacionamiento. Cuando agarramos fuerzas, salimos por fin y empezamos a pasearnos por la ciudad. El clima estaba ladillando (es decir lluvia con nieve).

Vimos los precios, pero no sabíamos nada acerca del cambio de moneda. Yo hice un estimado de 5 francos belgas por un franco francés, pero luego descubrimos que no hacía falta cambiar prácticamente nada, ya que en todas partes te aceptaban los Francos al mismo monto que yo los había calculado. Lo malo es que no nos dimos cuenta que el cambio oficial estaba a mas de 6 belgas por franco francés, así que nos jodieron (como joden a los turistas en todas partes, ese es el negocio).
 
Ese es el café en donde nos tomamos el chocolate.
Brujas es como una Venecia medieval; tiene canales y todos los edificios son de la edad media. Todo muy bonito y parecía que el tiempo no hubiese transcurrido.Por las calles empedradas de la ciudad andan todavía los carruajes a caballo y las edificaciones antiquísimas tienen moho. Lo malo es que toda la información es en Holandés y ese idioma no se entiende un coño. Al parecer, los romanos no llegaron allá. En los canales hay cisnes, todo precioso y muy romántico. Todo excepto el clima de m...

Nos tomamos unas cuantas fotos y subimos a la torre principal de la ciudad, que tiene como 150 m de alto. De allí se puede ver toda la llanura de Flandes. Además estaban las direcciones y las distancias hacia cada ciudad. Lo malo de esa torre es que no tenía ascensor, la torre fue construida como 1200 más o menos y en esa época ni soñar). Arriba el reloj y las campanas eran como una caja de música gigante. Todo un mecanismo para que cuando llegara la hora sonaran las campanas con una canción. ¡espectacular! La caja de música tenía un cilindro gigante en el que ponían las canciones, algo así como una rocola medieval. Las campanas sonaron estando nosotros en ella. ¡Maravilloso! Cuando bajamos observábamos cuales eran las nacionalidades de los maleducados que habían rayado las paredes con grafitis. Ganó Uruguay con amplia ventaja. Ningún venezolano afortunadamente (comme d'habitude).

En la plaza principal Nelson escogió un sitio para tomar chocolates. Afuera estaban los precios en los que yo sólo me había medio fijado, pero como Nelson entro tan confiado y yo no me había tomado un chocolate caliente en 20 años, no dije nada... Pero cuando Nelson vio los precios echó una mentada de madre, pero ya estábamos montados en el burro, y no nos quedaba otra que disfrutarlo. Menos mal el lugar era bonito y la atención magnifica. El mesonero además era muy amable con nosotros. Hablaba como 10 idiomas, entre los cuales el español. Me comí un Gauffre, o no sé como se llama, de ahora en adelante se llamara Gofio Francés. Cuando nos fuimos el mesonero gritaba ¡adios, adios!, como diciendo: chau, los jodimos... Yo, por supuesto quedé con un hambre atroz, que tuve que matar con una hamburguesa en un carrito en la calle. No estaba mal la salsa, pero era muy chiquitica la hamburguesa...

¡En todas las tiendas querían hablarnos en español!, igualitos a los parisinos decíamos sarcásticamente. En verdad que lo de los Parisinos no tiene nombre. Pude comprar únicamente un folletico de Brujas. Ustedes saben que soy muy pobre aquí.

Partimos al anochecer de Brujas sin saber hacia dónde iríamos. Queríamos ir a
Ámsterdam, pasando primero por Bruselas, pero quedaba muy lejos y estábamos muy cansados. Decidimos parar a quedarnos en un hotel en una ciudad intermedia, tal como Rotterdam, en Holanda, pero pasamos como una hora dándole vueltas de nuevo al anillo de Brujas para intentar salir hacia Holanda. Otra vez era un enredo con las numeraciones de las autopistas, y ahora a la dificultad se sumaba que los letreros eran en Holandés. Ojalá los Romanos se hubieran establecido aquí, decía yo. Por lo menos uno entendería algo del idioma. Y al final logramos escapar del ring por intuición, o por suerte, la verdad no lo sé. ¿Rumbo hacia?, rumbo hacia Antwerpen, mejor conocida como Amberes o Anvers, en Bélgica aún, No sabía porque me sonaba mucho el nombre de esa ciudad y no fue hasta que llegamos allá que descubrimos el porqué. Antwerpen era mucho más ciudad de lo que pensábamos: El segundo puerto de Europa y el tercero del mundo. Para mí, las ciudades portuarias son las mejores. Nos quedamos allí más tiempo de lo que esperábamos, pero antes debimos pasar la pérdida del siglo. De esa ciudad fueron las mejores aventuras de este viaje...

Continuará...


Luis Manuel

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