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Holanda |
Date: Mon, 22 Feb 1999 08:38:17 PST
Subject: Voyage: Me voy para
Amsterdam... (VI)
Aquí les viene la parte VI de
este testamento...
¡Y por fin llegamos a Holanda
..........!
En
Holanda me sentía como en la etiqueta de una lata de leche importada. El mismo
verdecito, a pesar del invierno, las vaquitas, las ovejas, los molinos de
viento, y las superautopistas, porque si hay un país en que las autopistas son arrechisimas ese es Holanda (aun no conozco Alemania). Me pareció que todo el
país era súper desarrollado y con una gran densidad de población. Me dije a mi
mismo: Francia es subdesarrollado al lado de esto. ¡Se veía tecnología por
todos lados! Hasta la señalización de los límites de velocidad máxima en las
autopistas eran electrónicos, y dependiendo del tráfico ese límite podía
cambiar, era dinámico, 180 Kph, 190 Kph, 200 Kph, y si no había tráfico de
repente podía decirte: ¡No limit!.
Pasamos
por Rotterdam pero no entramos y cruzamos por un puente modernísimo un río con
una importancia histórica enorme: El Río Rin (ya no sé
ni cómo escribir las cosas después de este enredo de idiomas).
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Pepe Delgado (el de Araya) |
Logramos
encontrar al fin la autopista hacia Delft y llegamos en un santiamén. Ahora
claro, quedaba otra vez el problema de entrar a una ciudad sin mapa y sin puta
idea de las ubicaciones. Como de costumbre, nos equivocamos de nuevo y fuimos a
parar de pronto a una carretera rural, sin ninguna señalización, solo molinos.
Estábamos nuevamente perdidos y no había nadie a quién preguntarle hasta que
encontramos a un nativo trotando que era igualito a Pepe Delgado Rivero pero viejo.
Recordé que Araya estuvo dominada por los Holandeses en el Siglo XVI y que
estos dejaron claramente su huella genética (Pepe Delgado es Arayero), Pepelft
Delftgaaado Riveelrksro (así debe llamarse el nativo) nos indicó el camino muy
amablemente en inglés (su madre con los parisinos que nos tienen ya con miedo
de preguntar).
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Delft |
Delft
es una ciudad bellísima, con canales también como Brujas, es una ciudad universitaria.
De nuevo divisé la torre de la iglesia y nos dirigimos hacia allá, pero no
pudimos pasar. Estacionamos el carro y marcamos las coordenadas con tal de no
perderlo. No teníamos dinero en moneda local (ya yo conocía el Florín por Aruba
y Curazao). Tampoco teníamos tarjeta telefónica para llamar al amigo de Sofía. Yo
me dije, si estuviéramos en Cumaná tal vez alguien nos haría el favor de regalarnos
una llamadita de teléfono al muchacho Tico este, ¿cómo es que se llama?, lo voy
a llamar Jorge mientras me acuerdo (pensar que deje mis estropeados lentes en
su casa).
En
esas circunstancias había que estar pendiente de todo lo que pudiera servirnos
y yo parecía Cristóbal Colón haciendo las observaciones que anotaba en su
diario. Al fin divisamos unos nativos que hablaban inglés entre ellos y fuimos
a abordarlos. Los nativos de aquí son amistosos, y llevan unos extraños adornos
y anillos por todo el cuerpo, tal vez sea parte de un extraño un rito (yo como
que he leído esto mismo en alguna otra parte...) Los nativos no sólo nos
indicaron en dónde estaban los teléfonos, sino que nos regalaron una tarjeta telefónica
con suficiente dinero para una llamada.
Cada
vez que encontramos nativos amistosos nos damos cuenta de lo hdp que son los
parisinos y les echábamos su correspondiente mentada de madre. Pero en eso la
mente de Nelson se iluminó y comprendió porqué los parisinos son tan amargados:
¡Los
parisinos son amargados porque viven rodeados de parisinos y los detestan, al
igual que detestan a los otros gentilicios!.
Llamamos
a Jorge (en realidad no me acuerdo como se llama) y quedó en ir
a buscarnos en unos minutos, claro, tardaba algo porque el medio de transporte
en esa ciudad es la ¡BICICLETA! Las bicicletas tienen prioridad sobre los
carros en las vías y ¡todo el mundo anda en ellas! Incluso hay bicicletas del
estado o de la alcaldía que las dejan por ahí y si las necesitas puedes usarlas
cuando quieras, lo malo es que en lo que la dejas, otros te la pueden quitar
igual y si no consigues otra bicicleta del gobierno te tienes que devolver a
pié.
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Estacionamiento de bicicletas en Delft |
Fuimos
con Jorge a tomarnos unas cervezas en un bar en donde hay como 400 tipos de cervezas. Yo esperaba que entre tanta
variedad debía estar la Polar, o aunque sea la Brahma. Rien du tout, ¡las 400
cervezas eran todas belgas! Nos tomamos una cervecita y nos fuimos a casa....
Mi
primera impresión es que Holanda es un país muy abierto (es la cuna del
liberalismo económico) y como es un país con una fuerte influencia comercial y
portuaria han adoptado cosas de todas las culturas por las que han navegado sus
marinos y piratas. Tal vez por eso es que su economía funciona, pero en este momento
está ocurriendo una transculturización yanqui arrechisima y se da el caso de
que los jóvenes hablan entre ellos en inglés, espero estar equivocado. En un
próximo mail les hablaré de todas estas teorías de mi parte neoliberal del
pensamiento, pero ya estoy cansado y creo que será mejor que continúe mañana
con la mejor parte: Ámsterdam.
Au Revoir
Luis Manuel
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