![]() |
Señalando a Barcelona desde el Parc Güell |
Date: Mon, 04 Jan 1999
08:01:22 PST
From: Luis Manuel Hernandez
Ramos
Subject: Voyage: Que viva
España!!!! (I)
¡Feliz Año!
Como
ustedes saben, el fin de año lo pasé en Barcelona, España. Partimos Claudia
León y yo en tren, el 25 de Diciembre a las 8:20 pm. El tren salía desde la
Gare d'Austerlitz, en París, y llegaba a Barcelona-Saint a las 8 am del día
siguiente. Fueron por lo tanto 12 horas encerrados y con claustrofobia en un
tren.
Yo
no tenía la más mínima idea de cómo era eso de tomar el tren y por lo tanto
hice lo que siempre hago para enfrentar la incertidumbre: salir mucho más
temprano; pero a pesar de ello llegamos casi justo a la hora de perder el tren gracias
a lo pesado nuestro equipaje, o mejor dicho del equipaje de Claudia (no sé por
qué las mujeres siempre llevan más equipaje del que pueden cargar). Yo además
llevaba mi equipito de sonido, que era fastidioso pero resultó ser más útil. Además,
como cosa rara, al perdernos, nadie nos ayudaba, no encontrábamos como
preguntarle a nadie, preguntarle a los franceses y en francés suele ser una
cuestión muy difícil. Afortunadamente, sin haber preguntado, el encargado de
hacernos entrar al vagón nos dio amablemente las indicaciones en español. Para
nuestro alivio el tren era español y por tanto se hablaba español y mandaban
las costumbres españolas.
![]() |
Tren Talgo, en uno de estos fue que viajamos |
Aquí
en Europa, la gente no puede creer que exista un país en donde no haya trenes
(Venezuela) y al decirles esto se imaginan a nuestro país como el hogar
de Tarzán (reafirmando sus prejuicios). Enseguida caí en cuenta de una
característica que define a los trenes y que no la había mentalizado por
completo: son mucho más largos que anchos. Además, cuando vi por primera vez el
compartimiento en dónde me correspondería estar, me pregunté cómo íbamos
a dormir cuatro personas desconocidas, con equipajes y todo allí en ese espacio
tan reducido; pero rápidamente me calmé al recordar que esa fue la misma
pregunta que me hice al llegar a mi habitación de 13 m2 en la Cité
Universitaire.
Y
por fin partió el tren. Como era ya de noche no se veía nada por las ventanas y
como no había más nada que hacer, decidí acostarme a dormir. Por medida de
precaución para que no me lo robaran mientras dormía, até todo el equipaje a mí
con un nudo del que luego me costó deszafrar. Pero casi no dormí. Podía
predecir en donde más o menos estábamos por el movimiento y la inclinación del
tren. En efecto, cuando llegamos a España, el tren empezó a moverse mucho más lento gracias al
mejor estado de las vías francesas y a Francisco Franco, caudillo de España que
construyó las vías de un ancho diferente para de cierta manera aislar a España.
Cuando
al fin llego el amanecer, me asomé por la ventana para ver como era
España, y mi primera impresión fue que era igualita a Venezuela. Esa primera impresión
continuó extendiéndose hacia otros terrenos no solo geográficos sino también
elementos tales como: las malas costumbres y la
percepción que tienen ambas culturas de que la vida es para vivirla, eso es lo
más importante.
![]() |
Estación Barcelona-Sants |
Por
fin llegamos a Sant-Estación (no recuerdo cómo se llama) y pisé tierra
Barcelonesa cual Colón pero a la inversa, o más bien como Neil Armstrong ya que hasta pronuncié sus mismas palabras de
cuando llegó a la luna.
Lo
primero que buscamos fueron los cajeros automáticos, ya que no
cargábamos ni una peseta. Después, el metro que nos llevaría a la casa de Haydemar.
No me sorprendió ver que los cajeros automáticos tuvieran exactamente las mismas pantallas que en Venezuela, ya que los bancos españoles
han comprado a muchos bancos en Venezuela.(Hasta la red de cajeros
se llama 4B). Lo que me nos sorprendió fue que no sabíamos utilizar el metro en
Barcelona. Yo me imaginaba que con el metro de París tenía suficiente para
entender a todos los metros del mundo. A Claudia se le quedó el ticket dentro
del torniquete porque lo metió en donde no había que meterlo y tuvo que llamar
al encargado, quien nos atendió muy amablemente y dio con
una solución improvisada que jamás se le ocurriría a un francés cabeza cuadrada:
metió mi tarjeta por el hueco para que saliera la otra. Otra muchacha también nos
ayudo muy sonriente y al ver tanta amabilidad enseguida capté las conclusiones
más importantes de nuestro viaje a España:
1)
Ya no estábamos en París.
2)
Los españoles de España son igualitos a los españoles de Venezuela y por lo tanto
son muy parecidos a nosotros. Había que perder por tanto el miedo a preguntar
inculcado por la sociedad parisina.
3)
España era como Venezuela, pero con puros Españoles (con sus ventajas y
desventajas por supuesto).
4)
Y la más importante de todas, y la digo enfáticamente y gritando:
¡LOS
PARISINOS SON UNOS COÑOS DE MADRE ¡ (con
sus excepciones, por supuesto).
5)
España es de pinga, todo el mundo echa vaina y no sé si les paran bola.
![]() |
Calle de Barcelona, en la zona que bautizamos La Candelaria |
Al
salir del metro, en la Estación Azul Collblanc (nos perdimos primero como
de costumbre), nos dimos cuenta que por donde vive Haydemar es una réplica
fiel y exacta de La Candelaria: Los bares, Los comercios, las tiendas,
las calzadas, todo... Posteriormente entenderíamos que en realidad toda
Barcelona y probablemente toda España era La Candelaria. Mentira, todo tiene
sus excepciones, también encontramos a la avenida Victoria, Puente de Hierro (con sus ventas de repuestos y todo),
Quinta Crespo. Procedimos a rebautizar las distintas zonas de Barcelona, con
todo el derecho que nos otorga el hecho de que cuando los españoles fueron a Venezuela
hicieron lo mismo, rebautizaron a nuestras zonas, creo que por la misma razón, Barcelona,
Valencia, Mérida, Manzanares, etc., etc., etc.
![]() |
Playa de Barceloneta |
Nos
instalamos en casa de Haydemar, al lado del Nou Camp (por mala suerte, no
había juego en esos días) y salimos inmediatamente, ya que anhelábamos ver el
mar. Tomamos el autobús y nos quedamos cerca del monumento a Colon. Vimos el puerto,
pasamos por la Rambla de Mar hasta el Maremagnum (un enorme centro comercial en un muelle) y cogimos por
Puerto Vell hasta Barceloneta
y la playa. Me senté sobre la arena (que estaba un poco fría). Como anhelaba desde
hacía mucho tiempo y mirando hacia donde apuntaba Colón,
me declame yo mismo el poema Azul de un coterráneo mío:
Azul de aquella cumbre tan
lejana
hacia la cual mi pensamiento
vuela
bajo la paz azul de la mañana
color que tantas cosas me
revela
Azul que del azul del cielo
emana
y azul de este gran mar que me consuela
mientras
diviso en él la ilusión vana
de la vida del ala de una
vela...
etc, etc.
Bien
sûr, no pude resistir la tentación de meter aunque sea un dedito en el
Mediterráneo, así fuera invierno. No me pareció tan helado. Me puse a pensar en
lo que ese mar ha significado para la humanidad...
Regresamos
rápido porque Adriana debía llegar como a las 4:30, pero
antes
nos comimos unos pollos en un restaurant no tan caro, estaba
sabroso.
La dueña tenia evidencias fotográficas de que allí había estado
alguna
vez Rocío Durcal comiendo pollo.
Después
les sigo contando, no se pierdan el próximo episodio...
Los quiere…
Luis Manuel
No hay comentarios.:
Publicar un comentario