Estudiantes venezolanos, medios internacionales y una firma de asesoramiento en Belgrado: una nueva alianza contra Chávez
Alarma naranja en Caracas Harald Neuber
Lunes, en el centro de Caracas. El reportero del canal de noticias estadounidense “Fox-News” se encuentra en una calle polvorienta cerca del Panteón. Adam Housley y su equipo de camarógrafos esperan la marcha de protesta. Este lunes también se reunirán estudiantes delante de este edificio colonial, a la altura del centro histórico, para protestar contra el gobierno. Sin embargo, pasada una hora del tiempo anunciado no ha llegado nadie al punto de encuentro. Housley, cuyas descripciones unilaterales en los últimos días causaron disgusto en Caracas, tiene que transmitir su reportaje ante los escombros de un solar abandonado. Según él, el fin de semana ha visto “una de las protestas más grandes de la oposición” en los últimos años. Aprieta fuertemente los auriculares a sus oídos. Sí, los medios estatales no han informado sobre las protestas.
También en la segunda semana después del comienzo de la disputa mediática, Venezuela es de interés para la prensa internacional. El tema es atractivo: jóvenes estudiantes abogan en masa por sus derechos. Esto promete no sólo imágenes dignas de ver, sino también grabaciones espectaculares. Como por ejemplo, la toma de dos jóvenes, los cuáles se arrodillan en medio de una calle principal de Caracas. Ambos sostienen carteles de cartón frente al vehículo de tripulación de la policía. Se puede leer »No al cierre de RCTV« y »Libertad«.
Accionismo ante argumentos
Pero el panorama detrás de esta fachada es desilusionante. En medio de una de las protestas diarias hablo con una de las participantes. La joven estudiante de Ciencias de la Comunicación marchó la semana pasada desde la Universidad Central de Venezuela (UCV) hasta la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA). Se escribió “RCTV” con color blanco en el brazo izquierdo, y en el brazo derecho simplemente “libertad”. Mientras que, más adelante, a la entrada de la sede de la organización regional, se entrega una lista con demandas, ella explica el motivo de la protesta: "Estamos contra este gobierno“. Sin embargo, puede decir muy poco sobre las demandas o sobre el motivo del disgusto. "No he visto ese canal (TVes), ni quiero verlo tampoco“, postula la futura especialista en comunicación. Algunos metros más adelante, un compañero de estudios sostiene en alto un cartel con la frase "TVes = Propaganda“.
Este comportamiento es típico del movimiento de protesta, el cual por lo visto sorprendió al gobierno. El suceso no se define por su calidad política, sino por la masividad. Además de las consignas de los estudiantes se escuchan pocos argumentos. Esto es secundario para la prensa internacional. En estos días los estudiantes producen motivos espectaculares, la prensa proporciona el público necesario. Las imágenes de protesta, las cuáles se difunden desde Venezuela por todo el mundo, confirman además la imagen prefabricada de un estado represivo. La revista informativa líder en Alemania "Der Spiegel“ (El Espejo), en un reportaje sobre las protestas llega a la siguiente conclusión: "Bajo el gobierno de Chávez, Venezuela se encuentra en el camino hacia una dictadura“.
Revolucionarios de colores en Venezuela
La simbiosis de los estudiantes que protestan y de los medios no es casual, evidentemente esta se preparó muy bien. No sólo en Caracas, sino también en Belgrado. La empresa de asesoramiento con sede en esta última ciudad "Center for Applied Nonviolent Action and Strategy“ (CANVAS) ha hecho suya la promoción de la “lucha por la democracia“. En la página Web de este grupo se encuentra una lista de ocho páginas con las organizaciones hermanadas en Venezuela. Esta lista se encuentra en el apartado “Battlefield“ (campo de batalla). Además de Birmania y Zimbabwe, CANVAS ha escogido a Venezuela para realizar sus programas de democracia.
El jefe de la joven organización es Srdja Popovic. Este serbio tiene experiencia en la organización de golpes de estado políticos. A final de los años noventa fundó el grupo “Otpor” (resistencia), el cual fue un protagonista principal del movimiento de protesta que contribuyó al derrocamiento del presidente Slobodan Milosevic en octubre del año 2000. En aquel entonces Otpor fue apoyado por Bob Helvey, un ex-colaborador del agente estadounidense del servicio secreto militar Gene Sharp.
El antiguo coronel del ejército estadounidense era agregado militar en Birmania, decano de la escuela de entrenamiento para agregados militares en Washington y experto en operaciones secretas. En la primavera del 2000, pocos meses antes de la caída de Milosevic, Sharp viajó a Budapest por encargó de fundaciones estadounidenses, para entrenar a activistas de Optor para la "resistencia pacífica“. Budapest había sido escogido como punto de encuentro, poco antes de que comenzaran los bombardeos de la OTAN a objetivos en la antigua Yugoslavia. La campaña política contra el gobierno de Belgrado fue financiada por las organizaciones estadounidenses "Freedom House“ y el "International Republican Institute“.
Popovic continúo este trabajo después de la caída de Milosevic. Entretanto el grupo sucesor de Optor, CANVAS, ofrece incluso un libro de texto para la acción política, el "StudentŽs Book, Canvas Strategic Nonviolent Agenda“. Las lecciones: "trabajo en grupo“, "trabajo de prensa“, "estrategias de comunicación“ y adquisición de fondos. Con ayuda de este material se pudo repetir el éxito de Belgrado en Georgia y Ucrania. Después de seis años y medios del régimen de Milosevic y de dos años y medios de la "Revolución Naranja“ en Kiev, Canvas se encuentra activa con este programa en Caracas y en otros estados de Venezuela.
El papel de los estudiantes
Entonces no sorprende que los contactos de Popovics se encuentren casi sin excepción en la prensa opositora del país. Cuando el pasado fin de semana grupos críticos del gobierno objetaron la apertura de investigaciones judiciales contra estudiantes, habían firmado el documento, entre otros, la "Acción ciudadana contra el SIDA“, el “Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello“ y la “Fundación de los Derechos Humanos del Estado Anzoátegui”. Las tres organizaciones son socias de Popovic. Y cuando se evidenció que el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, no iba a poner en la agenda de la 37 Reunión de la organización regional las demandas de los adversarios de Chávez, Ligia Bolívar, la presidenta de del Centro Universitario de Derechos Humanos, criticó el "fracaso del sistema interamericano“ para preservar la democracia.
"Nosotros somos estudiantes, no golpistas“, gritan los jóvenes en estos días en las calles de Caracas. En esto deben de tener razón. El dilema es que, sin darse cuenta, son parte de un plan mayor, y sus autores no están en Caracas, Belgrado u otras ciudades, sino en Washington.
Al activista estudiantil Freddy Guevara se le debe dar la razón, cuando señala en el diario "El Nacional“ una "desesperanza“ de la generación joven de las capas más adineradas del país como motivo para la participación en las protestas. Los que protestan están unidos por el conocimiento de que no tienen nada que contraponer al cambio político y social que ha comenzado en Venezuela. Por supuesto, de aquí surge el verdadero peligro. Una salida única a la Revolución Bolivariana conduce, como mostraron los sucesos de abril de 2002, a la violencia y a la desestabilización. Si en adelante no se llega al diálogo entre los grupos, los enemigos de la Revolución tendrán que arrojar por la borda el concepto de la protesta pacífica más tarde o más temprano. Habrá suficientes amigos internacionales que los apoyen también en esta tarea.
--También en la segunda semana después del comienzo de la disputa mediática, Venezuela es de interés para la prensa internacional. El tema es atractivo: jóvenes estudiantes abogan en masa por sus derechos. Esto promete no sólo imágenes dignas de ver, sino también grabaciones espectaculares. Como por ejemplo, la toma de dos jóvenes, los cuáles se arrodillan en medio de una calle principal de Caracas. Ambos sostienen carteles de cartón frente al vehículo de tripulación de la policía. Se puede leer »No al cierre de RCTV« y »Libertad«.
Accionismo ante argumentos
Pero el panorama detrás de esta fachada es desilusionante. En medio de una de las protestas diarias hablo con una de las participantes. La joven estudiante de Ciencias de la Comunicación marchó la semana pasada desde la Universidad Central de Venezuela (UCV) hasta la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA). Se escribió “RCTV” con color blanco en el brazo izquierdo, y en el brazo derecho simplemente “libertad”. Mientras que, más adelante, a la entrada de la sede de la organización regional, se entrega una lista con demandas, ella explica el motivo de la protesta: "Estamos contra este gobierno“. Sin embargo, puede decir muy poco sobre las demandas o sobre el motivo del disgusto. "No he visto ese canal (TVes), ni quiero verlo tampoco“, postula la futura especialista en comunicación. Algunos metros más adelante, un compañero de estudios sostiene en alto un cartel con la frase "TVes = Propaganda“.
Este comportamiento es típico del movimiento de protesta, el cual por lo visto sorprendió al gobierno. El suceso no se define por su calidad política, sino por la masividad. Además de las consignas de los estudiantes se escuchan pocos argumentos. Esto es secundario para la prensa internacional. En estos días los estudiantes producen motivos espectaculares, la prensa proporciona el público necesario. Las imágenes de protesta, las cuáles se difunden desde Venezuela por todo el mundo, confirman además la imagen prefabricada de un estado represivo. La revista informativa líder en Alemania "Der Spiegel“ (El Espejo), en un reportaje sobre las protestas llega a la siguiente conclusión: "Bajo el gobierno de Chávez, Venezuela se encuentra en el camino hacia una dictadura“.
Revolucionarios de colores en Venezuela
La simbiosis de los estudiantes que protestan y de los medios no es casual, evidentemente esta se preparó muy bien. No sólo en Caracas, sino también en Belgrado. La empresa de asesoramiento con sede en esta última ciudad "Center for Applied Nonviolent Action and Strategy“ (CANVAS) ha hecho suya la promoción de la “lucha por la democracia“. En la página Web de este grupo se encuentra una lista de ocho páginas con las organizaciones hermanadas en Venezuela. Esta lista se encuentra en el apartado “Battlefield“ (campo de batalla). Además de Birmania y Zimbabwe, CANVAS ha escogido a Venezuela para realizar sus programas de democracia.
El jefe de la joven organización es Srdja Popovic. Este serbio tiene experiencia en la organización de golpes de estado políticos. A final de los años noventa fundó el grupo “Otpor” (resistencia), el cual fue un protagonista principal del movimiento de protesta que contribuyó al derrocamiento del presidente Slobodan Milosevic en octubre del año 2000. En aquel entonces Otpor fue apoyado por Bob Helvey, un ex-colaborador del agente estadounidense del servicio secreto militar Gene Sharp.
El antiguo coronel del ejército estadounidense era agregado militar en Birmania, decano de la escuela de entrenamiento para agregados militares en Washington y experto en operaciones secretas. En la primavera del 2000, pocos meses antes de la caída de Milosevic, Sharp viajó a Budapest por encargó de fundaciones estadounidenses, para entrenar a activistas de Optor para la "resistencia pacífica“. Budapest había sido escogido como punto de encuentro, poco antes de que comenzaran los bombardeos de la OTAN a objetivos en la antigua Yugoslavia. La campaña política contra el gobierno de Belgrado fue financiada por las organizaciones estadounidenses "Freedom House“ y el "International Republican Institute“.
Popovic continúo este trabajo después de la caída de Milosevic. Entretanto el grupo sucesor de Optor, CANVAS, ofrece incluso un libro de texto para la acción política, el "StudentŽs Book, Canvas Strategic Nonviolent Agenda“. Las lecciones: "trabajo en grupo“, "trabajo de prensa“, "estrategias de comunicación“ y adquisición de fondos. Con ayuda de este material se pudo repetir el éxito de Belgrado en Georgia y Ucrania. Después de seis años y medios del régimen de Milosevic y de dos años y medios de la "Revolución Naranja“ en Kiev, Canvas se encuentra activa con este programa en Caracas y en otros estados de Venezuela.
El papel de los estudiantes
Entonces no sorprende que los contactos de Popovics se encuentren casi sin excepción en la prensa opositora del país. Cuando el pasado fin de semana grupos críticos del gobierno objetaron la apertura de investigaciones judiciales contra estudiantes, habían firmado el documento, entre otros, la "Acción ciudadana contra el SIDA“, el “Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello“ y la “Fundación de los Derechos Humanos del Estado Anzoátegui”. Las tres organizaciones son socias de Popovic. Y cuando se evidenció que el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, no iba a poner en la agenda de la 37 Reunión de la organización regional las demandas de los adversarios de Chávez, Ligia Bolívar, la presidenta de del Centro Universitario de Derechos Humanos, criticó el "fracaso del sistema interamericano“ para preservar la democracia.
"Nosotros somos estudiantes, no golpistas“, gritan los jóvenes en estos días en las calles de Caracas. En esto deben de tener razón. El dilema es que, sin darse cuenta, son parte de un plan mayor, y sus autores no están en Caracas, Belgrado u otras ciudades, sino en Washington.
Al activista estudiantil Freddy Guevara se le debe dar la razón, cuando señala en el diario "El Nacional“ una "desesperanza“ de la generación joven de las capas más adineradas del país como motivo para la participación en las protestas. Los que protestan están unidos por el conocimiento de que no tienen nada que contraponer al cambio político y social que ha comenzado en Venezuela. Por supuesto, de aquí surge el verdadero peligro. Una salida única a la Revolución Bolivariana conduce, como mostraron los sucesos de abril de 2002, a la violencia y a la desestabilización. Si en adelante no se llega al diálogo entre los grupos, los enemigos de la Revolución tendrán que arrojar por la borda el concepto de la protesta pacífica más tarde o más temprano. Habrá suficientes amigos internacionales que los apoyen también en esta tarea.
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