Objetivo: matar a Fidel Castro
Facsímil de uno de los documentos de la CIA
Facsímil de uno de los documentos de la CIA
La Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), quiso utilizar a un miembro de la mafia para asesinar en 1960 al presidente cubano, Fidel Castro.
Esta es una de las informaciones que se desprende de los documentos conocidos como las "joyas de la familia" que la CIA hizo públicos y que contienen detalles sobre sus abusos y actividades ilegales entre 1953 y 1973.
Éstos pueden ser consultados por el público en la página web del Archivo de Seguridad Nacional.
Lea: La CIA desclasifica "joyas de familia"
Entre las cerca de 700 páginas de documentos desclasificados por la CIA se encuentra la descripción del plan para usar a un miembro de la mafia, Johnny Roselli, para asesinar a Fidel Castro.
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Mafioso de Las Vegas
Según los documentos divulgados, en agosto de 1960, el funcionario de la CIA, Richard Bissell, contactó al coronel Sheffield Edwards, de la Oficina de Seguridad de la agencia, para saber si ésta "tenía los recursos" para llevar a cabo "una misión delicada que requería una acción típica de gangsters".
A la hora de discutir los posibles métodos para llevar a cabo el asesinato, Gold sugirió poner en la comida o en la bebida de Castro algún tipo de "píldora potente"
Según la documentación, el objetivo de la misión era Fidel Castro.
Robert Maheu, miembro de la Oficina de Seguridad, propuso el nombre de Roselli, al que conoció casualmente y del que le habían contado era uno de los jefes del "sindicato", además de controlar el negocio de las máquinas de hielo en Las Vegas, EE.UU.
Maheu supuso que si Roselli era miembro de la mafia, debía de tener conexiones con los negocios de apuestas en Cuba.
Maheu se reunió con Roselli en Nueva York en septiembre de 1960 y le contó que había sido contratado por un cliente que representaba a varias compañías que estaban sufriendo fuertes pérdidas económicas debido a las medidas adoptadas por Castro en Cuba.
"La gente cubana"
Según le dijo Meheu al mafioso, su cliente estaba convencido de que la solución era hacer desaparecer a Castro, por lo que estaba dispuesto a pagar 150.000 dólares para matarlo, dejando claro que "el Gobierno de EE.UU. no estaba, ni debería estar al tanto de la operación".
En un principio Rosselli no quiso verse implicado en el plan pero finalmente accedió a presentarles a un amigo, Sam Gold, quien conocía a "la gente cubana".
Gold indicó que la operación podía ser llevada a cabo por Juan Orta, un funcionario cubano que había recibido sobornos del negocio de las apuestas y que "tenía acceso a Castro".
Roselli dejó claro que ni él ni Sam Gold querían dinero a cambio de su intervención. "Ninguno de los dos recibió dinero de fondos de la Agencia", explican los documentos de la CIA.
A la hora de discutir los posibles métodos para llevar a cabo el asesinato, Gold sugirió poner en la comida o en la bebida de Castro algún tipo de "píldora potente".
Gold también indicó que la operación podía ser llevada a cabo por Juan Orta, un funcionario cubano que había recibido sobornos del negocio de las apuestas y que "tenía acceso a Castro".
Así, se produjeron seis píldoras con un alto contenido de una sustancia letal, que le fueron entregadas a Orta. Tras varios intentos fallidos, éste pasó la misión a otra persona que tampoco logró completarla.
Cuando el proyecto estaba de nuevo en fase de preparación para ser llevado a cabo por Anthony Verona, miembro de la Junta del Exilio Cubano, se suspendió de nuevo, esta vez de forma definitiva, debido al fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos, en abril de 1961.
Otras "joyas"
Fidel Castro en 1960
La CIA quiso asesinar a Castro mediante envenenamiento.
Hace unos días, Michael Hayden, director de la CIA, describió los documentos desclasificados como las "joyas de familia". "Un vistazo a una época y a una agencia muy diferentes", afirmó.
La mayor parte de estas "joyas" ya eran conocidas, pero los documentos dan una explicación detallada de como sucedieron los hechos.
Escuchas telefónicas, intentos de asesinato, espionaje doméstico o secuestros son algunas de las actividades que la CIA llevó a cabo hace tres décadas.
Gracias a la desclasificación de los documentos, hoy conocemos más detalles acerca de, entre otros, el secuestro a mediados de los años 60 del desertor de la KGB, Yuri Ivanovich Nosenko, o las escuchas telefónicas y la vigilancia a periodistas como Jack Anderson, responsable de sacar a la luz numerosos escándalos políticos.
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